Cuento: LA PARTIDA  |  Leónidas Barletta

Trajeron agua del río, y se lavó, despacio. —Mire, Adelina, deme una camisa limpia —dijo con voz ahogada—, quiero irme decente. La mujer le anudó el pañuelo al cuello y le peinó el cabello largo alrededor de las orejas. —Bueno; me voy —dijo con una exaltación ahogada—. Tráigame el rebenque grande, ¿quiere? Los ojos, chiquitos,…