
Todos nosotros llevamos partes de nuestro «pasado» con nosotros en forma de memorias. Nuestras memorias, aun siendo imágenes exactas de sucesos y cosas previas, son imágenes y no los sucesos en sí mismos.
A menudo estas imágenes y fantasías de lo que llamamos memorias son muy diferentes de las cosas y sucesos que realmente sucedieron.
Algunas personas están tan cargadas con el pasado y tan comprometidas con sus memorias, que ellas tienen muy poco compromiso con el presente.
Si usted desea reducir su compromiso con sus recuerdos, puede intervenir en ellos de igual modo como con cualquier otra fantasía; usted puede descubrir qué percepción está oculta en estas fantasías, mediante el diálogo y la identificación.
Su compromiso con el recuerdo hace algo por usted, y antes de que pueda dejar partir este recuerdo, tendrá que encontrar, qué hace por usted, qué necesidad se ve satisfecha, aferrándose a ella.
Puede que de algún modo esté escapando de un presente insatisfactorio hacia el recuerdo de un tiempo más satisfactorio.
Si es así, usted puede descubrir qué le está faltando a su vida actual.
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Si se puede llegar a dar cuenta
de que estas satisfacciones del recuerdo
son un pálido sustituto de las satisfacciones de la realidad,
entonces puede encarar el desafío
de lograr un presente más satisfactorio
para usted en vez de retirarse a los recuerdos.
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Si el recuerdo es desagradable, probablemente hay allí una situación inconclusa en la que se estancó y que no expresó completa mente.
Dedicándose a esta situación inconclusa, usted puede redescubrir estos sentimientos no expresados y permitirles completarse.