
Todos sabemos que nada ni nadie
habrá de ahorrarnos el final,
sin embargo hay que vivir
como si fuéramos inmortales.
Sabemos que los caballos y los perros
tienen las patas sobre la tierra
pero no es descabellado que en una nochebuena
se lancen a volar.
Sabemos que en una esquina no rosada
aguarda el ultimátum de la envidia
pero en definitiva será el tiempo
el que diga dónde es dónde, y quién es quién.
Sabemos que tras cada victoria el enemigo regresa
buscando más triunfos
y que volveremos a ser inexorablemente derrotados,
vale decir que venceremos.
Sabemos que el odio viene lleno de imposturas
pero que las va a perder antes del diluvio
o después del carnaval.
Sabemos que el hambre está desnuda
desde hace siglos
pero también que los saciados
responderán por los hambrientos.
Sabemos que la melancolía es un resplandor, y solo eso
pero a los melancólicos nadie les quita lo bailado
Sabemos que los bondadosos instalan cerrojos de seguridad
pero la bondad suele escaparse por los tejados.
Sabemos que los decididores
deciden como locos o miserables
y que mañana o pasado alguien decidirá que no decidan.
Sintetizando:
Todos sabemos que nada ni nadie
habrá de ahorrarnos el final
pero así y todo
hay que vivir
como si fuéramos inmortales.
¬Mario Benedetti
Photo by Johnny Cohen /Unsplash
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