Puede ser que cuando tomes una decisión sientas cierto temor de perder aquello por lo cual no te estás inclinando durante el proceso de elección; este sentimiento es común, es natural.
Muchas veces este temor ocasiona que definitivamente no tomes la decisión, o no imprimas la intención y la acción que la acompañan.
El miedo paraliza, bloquea, impide que tomes decisiones.
Y, como consecuencia, que permanezcas en la no acción,
lo que significa, que no vivas verdaderamente tu vida.
Si quieres que esto no te ocurra
es preciso que continuamente recuerdes:
que nada en la vida es permanente,
que en cada momento puedes optar
por tomar una nueva decisión.
Comprender esto te da poder.
Comprender esto aumenta tu flexibilidad.
Comprender esto te permite respirar profundo,
con la tranquilidad de que quien dirige tu vida eres tú.
Comprender esto te permite sentirte realmente capaz,
y libre de cambiar tus elecciones.
Comprender esto te da la posibilidad de transformarte cuando lo desees,
o, al menos, la manera en cómo ves la ganancia que obtienes,
o que dejas de obtener al decidir.
Si quieres vivir,
tienes que decidir,
una y otra vez,
día con día,
toda tu vida.
¡No existe otra manera!
Vivir implica decidir.
Decidir implica Vivir.
¬Patricia Anaya
* Photo by Felix Russell
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